Imagen por María Claudia Dávila

El performance sobre la violencia a personas LGBTIQ+ en el conflicto armado

En el marco de la exposición ‘OTR+S FUTUR+S’ que se encuentra en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación se presentó un performance que da cuenta de lo doloroso que puede llegar a ser LGBTIQ en nuestro país.
Viernes, 28 Abril, 2023 - 02:02

Por: María Claudia Dávila

Un chorro de miel cae sobre el rostro de una persona casi desnuda. Tumbada en el pasto helado, al frente suyo, un hombre con uniforme militar y la cara cubierta con una tela blanca, la mira y se asegura que el viscoso chorro que cae desde un embudo sostenido sobre una superficie de madera siga su curso. Pasan horas y la imagen inquieta: no pasa nada, pero pasa mucho. Sus ojos comienzan a enrojecerse, su cuerpo empieza a tiritar y su maquillaje, que le da un aspecto androgeno, empieza a mezclarse con el espeso líquido que la embadurna. 

Con este performance, llevado a cabo en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, ubicado en los antiguos terrenos del Cementerio Central de la capital de nuestro país, el público pudo observar durante unas horas una imagen difícil de digerir sobre el estigma y la violencia a las personas LGBTIQ+ en el conflicto armado colombiano

Esta acción se dio en el marco de la exposición OTR+S FUTUR+S que a partir de un proceso de recolección de testimonios de cerca de 80 mujeres y personas LGBTIQ+, se preguntaron por el significado del enfoque de género e hicieron un ejercicio de memoria a través de cuatro altares. Aquí la intención también estuvo puesta en imaginar otros futuros posibles con la paz y la reivindicación de sus raíces y su dignidad como premisas principales. 

Desde Radiónica conversamos con Jenny Díaz Muñoz, curadora de esta exposición y con el artista Camilo Acosta aka Lady Hunter Texas, quien lideró esta acción que nació en pandemia, gracias a su trabajo conjunto y el de la colectiva House of Tupamaras, el artista Juan Betancourt, el Centro Nacional de Memoria Histórica y una organización de Barrancabermeja llamada Voces Diversas

Así, este performance se presentó por primera vez de manera análoga, con el cielo bogotano de fondo y prácticamente a campo abierto, en un espacio que representa muy bien la memoria de nuestro país. Previamente, había sido presentado de forma virtual en medio de unas charlas sobre estas escabrosas formas de violencia.

“Llegamos a unos testimonios que había recopilado la colectiva de Voces Diversas sobre distintas torturas y abusos que tenían los grupos armados en el territorio con las personas LGBTIQ+, más que todo con las personas trans, pero en general con la población abiertamente disidente”, cuenta Camilo sobre esos primeros acercamientos a este tema que luego le dieron vida a esta acción.  

Nos explicó que estos grupos armados utilizaban las torturas como advertencias o amenazas sobre lo que les podía pasar a las personas si eran disidentes y seguían viviendo en estos espacios.  

“Una de las torturas que más me llamó la atención es esa: llevan a las personas hacia el monte, las desnudan y las amarran en los árboles, les vierten dulce, sirope o miel y las dejan a la intemperie practicamente con todo lo que produce el dulce hacia los animales e  insectos que empiezan a llegar al cuerpo. Este tipo de torturas, las empezaron a hacer recurrentemente en esos territorios y eso nos generó un shock bastante fuerte”, recuerda el artista. 

Según  Jenny, en este proceso fue clave cómo las artistas se encontraron con esta organización activista que trabaja en el territorio. Hubo una cosa muy de preguntar, de no llegar con verdades. Siempre fue una pregunta el cómo y el qué vamos a decir y por qué y eso las puso en otro lugar, un lugar de escucha y ahí ocurrió el primer encuentro virtual. Luego, traer el performance acá puso al cuerpo en otro lugar y le llegó a otras personas y sobre todo, conectó con lo inaudito de la violencia y lo frustrante que puede llegar a ser el hecho de tener una opción sexual diversa en Barrancabermeja u otro territorio rural en este país”. 

Para la curadora, estas historias no solo hablan del pasado, sino del presente. “Ahí hay un tema muy importante y es que cuando se habla de este enfoque de género, de las violencias a personas LGBTIQ+ siempre se dice como ‘no, las cifras no son tan grandes, no es un número tan amplio’, pero poder puntualizar el método que se utilizó o el tipo de victimización que se realizaba hace que se le dé sentido”. 

Las personas LGBTIQ+, dice, eran mucho más vulnerables en el marco de un conflicto armado. A esta problemática, ya compleja desde la base, explica, “se le entrecruza el sistema patriarcal junto a todo este aparataje de la violencia y de los grupos armados de los territorios, entonces las sevicias son mayores. Entonces, yo soy y sin hacer absolutamente nada, me convierto en objetivo militar”. 

 

Por eso, explica, traer al presente estos relatos es darle sentido a esas victimizaciones y a resolver la pregunta de por qué en Colombia ese enfoque de género que se logró gracias a las diferentes organizaciones activistas en el 2016 con el Acuerdo de Paz es tan relevante, como lo es también encontrar mecanismos de implementación. 

Por su parte, Camilo explica que lo que hace este performance es evidenciar cómo este tipo de violencias que todos tendríamos que conocer a fondo, en el día a día pasan casi que desapercibidas desafortundamente. “Esto ocurre porque vienen de un contexto tan periférico, tan alejado de las urbes, tan ajeno a todos los los circuitos artísticos y sobre todo a la discusión de las violencias desde lo teórico hacia la población LGBT”. 

El artista sostiene que hacer este ejercicio le permitió reflexionar no solo sobre cómo las narrativas que conocemos de este tipo de violencia se centran más que todo en las ciudades, sino cómo a partir de eso, también la creación es distinta. 

“Este tipo de performance hace que se reflexione sobre cuáles son las realidades con las que uno está creando y cuáles son los detonantes de crear y en este caso, de crear a partir de las problemáticas LGBT que se centran muchísimo en lo que sucede en la ciudad, en el asunto de los derechos humanos y en lo que en lo que cada uno lee por medio de noticias o en redes, cuando a la final hay cosas que son mucho más complejas de entender”. 

Por este motivo, cuando eligieron hacer un performance de larga duración, en el que los espectadores podemos ver una imagen por un buen tiempo, la apuesta era producir una información y no tanto una conclusión. Quienes lo veíamos podíamos casi que seguir masticando esa escena y digerirla el tiempo que nos tomara. 

De acuerdo a Camilo las contradicciones están siempre presentes acá: por un lado, hay una metáfora casi que erótica y por otro, está la sensación de incomodidad, de llevar al cuerpo al límite y ahí es donde llega la tortura. “Hay una sensación mucho más romántica: la de la miel con el cuerpo en donde hay una relación que se vuelve como medio erótica. Es el dulce en el rostro y el torturador empieza a tener un rol de generar placer, pero entonces se empieza a envolver en muchas sensaciones contradictorias”. 

“Cuando el cuerpo empieza a tener estas reacciones al frío, a los insectos, cuando empieza a arder la miel en los ojos o cuando me empiezo a ahogar porque la miel entra por la nariz, ahí es cuando se siente realmente el acto de tortura mucho más puntual. La sensación de hacerlo en larga duración es poner al cuerpo en un límite y preguntarse qué tanto puede durar en esta situación. Normalmente se pone un límite de tiempo: dos o tres horas o lo que dure el material, en este caso, la miel. La idea es que el performer aguante el tiempo necesario no tanto como por algún desespero, sino por intentar en lo posible mantener esos dos relojes”. 

De acuerdo a Jenny ver este performance es conectar con la intuición, con el cuerpo que es algo que también ocurre en OTR+S FUTUR+S, donde más que la razón, lo que media es la sensación, ese diálogo interno que tienes con lo que ves. Por eso, se hace tan necesario poder observar cómo este performance dialoga con las realidades que seguimos viviendo en el presente donde el machismo, la discriminación y la violencia siguen conviviendo en todos los espacios de la vida. 

Y aunque todavía no hay claridad de cuándo se volverá a presentar esta acción artística, lo cierto es que la sola imagen nos dice muchas cosas sobre nuestra sociedad y lo mucho que debemos seguir reflexionando, como el mismo performance, a largo plazo, sobre esos dolores que aún nos atraviesan y al tiempo, nos conflictúan y contradicen. 

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