Diego Bastidas: el pastuso que exhibe sus obras en el viejo continente

Las creaciones de este joven artista han logrado conquistar escenarios de arte mundial.
Martes, 15 Diciembre, 2020 - 12:29

Por: Carol Ramirez

Para hablar de él debemos hacer un vuelo transoceánico y un viaje en el tiempo, de Londres a Pasto, del presente al pasado. Conocer de cerca la trayectoria del autor que hoy expone sus obras en la Plataforma de Artistas Emergentes de Hansford and Sons Fine Art.

Diego Andrés Bastidas Cisneros se formó entre los pasillos, las paredes y los espacio de la Universidad Pública colombiana, primero en su transitar por la carrera de diseño industrial en la Universidad Nacional donde a los 17 años se acercó al mundo del arte. Luego ingresó a la Universidad de Nariño, en 2008, para cursar la carrera de Maestría en Artes Visuales, donde consolidó las bases que construyó desde niño en su interés por el dibujo, la lectura y la poesía.   

Durante este tiempo, lo conocimos en Pasto como ISSMO. Y era inevitable no reconocerlo en cada esquina de la ciudad pues su firma hacía parte del paisaje, siempre interviniendo los espacios públicos con su visión de escritor callejero, dejando un mensaje cargado de crítica y poética. Así fue definiendo un estilo dentro del campo del arte contemporáneo desde la experimentación en el grafiti, la escultura y el dibujo, con una premisa constante: cuestionar los materiales cotidianos. 

Como en todo artista, el tiempo ha generado en él un sinfín de transformaciones, reflexiones y apropiaciones en su vida, llevándolo a interpretar la realidad de una forma muy propia que expresa en cada una de sus creaciones. Hoy, la evolución en su carrera artística lo ha llevado a presentar sus obras en el viejo continente.

Hablamos con él. 

 

Hablemos de ISSMO ¿Quién era este personaje y por qué lo bautiza como un collage multicultural tragicómico? 

Yo hice un análisis del grafiti que se hacía en las protestas o en las marchas estudiantiles y obviamente todas estas marcas en la calle tenían un alto contenido comunista o socialista y de ahí sale. El sufijo -ismo habla de la agrupación de personas, entonces yo me planteé cómo crear un ismo nuevo que era muy individual, una contradicción en sí. Por eso es tragicómico y multicultural, volviéndolo un juego de palabras. 

Mi idea era hacer una protesta individual. Pero lo gracioso fue que se empezó a tomar como si fuera un movimiento porque era anónimo. Luego tuve que confesar y decir que ISSMO era yo como personaje, termine siendo el autor sin querer serlo. 

 

¿Qué pasó con ISSMO? ¿Qué nos cuenta hoy su obra? 

El personaje ha sido una acumulación de limitaciones, porque no acabé profesionalizándome en la idea del graffiti, no termine haciendo solo stencil, solo esculturas o editorial independiente. Ahora mi obra es una conjugación de todos, es una búsqueda, una experimentación constante que me funciona. De alguna forma, mi obra se está volviendo en un estilo propio. 

 

¿Existe una relación entre el personaje y la persona, es decir, entre ISSMO y Diego?

Es una pregunta loca. Yo a veces siento que tengo el carácter de ISSMO pero mi obra no corresponde solo a esa crítica social que empezó siendo. Uno ya no puede seguir con la misma ideología, pienso que el artista no puede quedarse. Puede que me sigan llamando ISSMO, pero soy otro, se vuelve como una cadena de situaciones. 

 

Es decir, la evolución misma de su carrera… 

Si, yo creo que es el proceso. Yo siempre pensé en qué quería decir y no en cómo, porque de alguna forma cuando uno se crea como artista, se define como pintor o escultor, y eso corresponde al cómo resolver las preguntas. Y ahora me estoy dando cuenta de cómo puedo resolver un poco de situaciones y eso se me presenta en la pintura, o en collage o en diferentes composiciones que me han dado el chance de tener una variedad de experimentación en la que se han interesado galeristas.

También hay una claridad frente a el dónde, al lugar, por su cercanía a recorrer y reconocer las calles, con sus formas, texturas y colores…

Eso es algo chévere, porque yo empecé con ISSMO como grafitero y llegué a un punto en el que dije “¿Cómo hago para moverme más allá de esa idea del grafitero vandálico de la noche, como le llaman?”. Entonces empecé a grafitear en el día y a la gente no le gustaba. 

Se volvió en una experiencia donde tú puedes hacer y buscar las cosas. Después me di cuenta que no iba a grafitear las paredes, todo eso empezó a generar nuevas ideas, un estilo de exploración. 

Hasta que en un momento encontré objetos dispuestos en la calle, y empecé a no sacar las ideas sino a traérmelas, eso fue terrible, empecé a traer a mi casa un montón de basura, pero era algo que yo creía que tenía estética y eso da otro sentido de aproximación a los materiales. Todo esto terminó siendo mi tesis de grado. 

 

Otra parte importante de su manifestación artística es la escritura, cuéntenos al respecto.

La idea de mi grafiti era de frases no de imágenes. Y eso si es algo muy familiar, mi padre me llevó mucho a la poesía, por esto tengo una aproximación casi obsesiva a la lectura de poetas como León de Greiff o Gómez Jattin.

La escritura se vuelve otro puente para empezar a resolver, hasta tuve una banda de punk donde no era músico, pero escribía. Creo que por ser muy sinvergüenza he enviado textos a festivales y me invitan!. 

 

Hay algo para destacar de su trabajo y es la creación constante ¿Por qué?

Yo siempre he pensado que el artista no solo debe pensar para la exhibición o la convocatoria, siempre he dicho que si soy artista debo estar creando permanentemente. Con esta obsesión tan delirante de crear y crear, siempre tengo un montón de proyectos, por eso siempre he aprovechado los espacios porque el arte tiene que estar en el presente, no solo en la gala sino en el diario, renovándose y mostrándose siempre. Por ahí va esa obsesión de mostrar, porque sino uno se queda esperando no funcionaría. 

 

Una manera de mostrar lo que se está haciendo es conquistar otros continentes...

Sí, ahora esa parte obsesiva la resuelven mucho las redes sociales, se vuelven un puente, y yo subo permanentemente un desarrollo constante de obras. Tuve la suerte de ser encontrado por un curador de Londres quien se interesó por un par de obras y analizó lo que hacía. 

Hasta que un día me pidieron un portafolio de 12 obras, de una serie, para ver su contundencia y mostrarsela al galerista. Envíe el proyecto y quedé seleccionado entre 500 personas junto a 24 artistas de diferentes lugares del mundo. Mi exposición está planeada para febrero o marzo del próximo año en Londres, pero ya se encuentra en la Web.  

 

Revisando las obras que se encuentran en la página, hay dos propuestas que representan la historia de su país...

Estas propuestas son las que me hicieron entrar a la galería, yo usé imágenes muy fuertes, pero le metí colores muy vivos. Aquí en Colombia vivimos la alegría y la muerte en un mismo día, entonces esa interacción que hice entre este contraste de lo fuerte y lo festivo fue lo que les gustó.

 

¿Qué viene ahora para Diego Bastidas? ¿Cómo se proyecta? 

Nunca había esperado que las cosas se dieran así, las cosas han ido cambiando y no puedo creer que tengo un plan, pero digo que mi obra se está madurando, en el sentido de que le estoy dedicando el tiempo

 ¡la obsesión de una vida! Porque ya son más de 10 años. Y ahora, se dan los resultados. Yo sigo haciendo, y espero las cosas como van llegando. Antes de Londres, quiero hacer una exposición en Colombia como escala. 

 

¿Qué ha significado el arte en su vida? 

Conocí el arte y encontré una forma de vivir, por eso digo que el arte está más sosteniendo a la vida, antes que la vida sostiene el arte. Se vuelve una plataforma más grande de cuestiones casi existenciales, filosóficas, pero al arte fue como lo que me mantiene ahora. 

Me gustaría dejar un mensaje a la gente nueva que está haciendo arte. No caigamos en ser del montón, a veces el hecho de irse en contra también funciona. Hay que buscarse, y a veces hasta perderse para encontrarse.