Fotografías cortesía de Sudaka en la Casa

Así fue el Primer Encuentro de Arte Mural en Pasto

Más de 20 artistas llenaron de color las paredes de la capital Nariñense en un evento organizado por la Mesa de Arte Mural Pasto.
Jueves, 12 Diciembre, 2019 - 10:26

Por: Carol Ramirez

La frase: paredes blancas, mentes muertas¸ es muy potente. La leí hace muchos años, y toma vigencia cada que las palabras desbordan los límites de la oratoria, cuando un mensaje debe ser público, entendido y eternizado desde diferentes lenguajes, como el gráfico, por ejemplo.

En Pasto, el paisaje urbano está acompañado por diversos murales que evocan la multiculturalidad del departamento, por ello, para seguir creando estas piezas de arte, en un evento autogestionado, la naciente Mesa de Arte Mural Pasto organizó el pasado mes de noviembre, el primer encuentro que le hace honor al arte pictórico público.

La mesa es el resultado de reuniones entre artistas de la ciudad para consolidar un escenario de participación ciudadana, así lo afirmó Sabina Bolaños, quien lidera este espacio: “buscamos que la administración pública le ponga atención al arte mural, y se dé cuenta, de que somos muchas las personas que trabajamos en esto, quienes estamos interesados en que las calles estén llenas de arte.”

Durante dos días, artistas locales junto a invitados de otras regiones, pintaron las grises paredes de un sector de la ciudad, transformándolas con intervenciones de varios estilos, como el graffiti, la ilustración, el realismo, el paste up y el stencil, todos realizados en diferentes técnicas, con aerosol o vinilos.

En el encuentro: “abrimos una convocatoria con 70 participantes, escogimos 25, en una competencia muy reñida nos dimos cuenta que hay mucha gente representando en la ciudad” mencionó Mario Fierro, del equipo organizador.

Cada trazo representaba una idea diferente ante los mensajes que el arte mural pretende dejar a la ciudadanía, aquí les contamos dos perspectivas:


El Muralismo para fortalecer la identidad cultural

Sebastián Bucheli es un joven Quillacinga del territorio de Obonuco, estudiante de Artes visuales en la Universidad de Nariño y líder del proceso de muralismo rural en los corregimientos de la ciudad. Desde hace un año organiza la Minga de Muralismo y Arte Rural en los territorios que rodean el sector urbano del municipio de Pasto.

Sus intervenciones, son pensadas en función de recuperar los valores y prácticas campesinas e indígenas de las zonas, representando la forma de vivir de las comunidades, para así, visibilizar las estéticas propias de la ruralidad, “estas estéticas que son nuestras: lo colorido, lo folclórico, la danza, pueden llegar a validarse en algo tan grande como es el arte muralista”, destaca Sebastián.

“El personaje que pinté, es la primera intervención que hago en Pasto, proviene de nuestra cosmogonía de Obonuco, es el guardián del Volcán Galeras, se lo describe en las leyendas como un diablo danzante, que en las fiestas está bailando en la copa del volcán y baja al pueblo para bailar con las mujeres. Hace parte de nuestra identidad Obonuqueña.”

 

El impacto social del mural, una cuestión de responsabilidad

Cristian Apraez es diseñador, su acercamiento al graffiti fue gracias a la cultura Hip Hop y a las influencias familiares en el arte de la pintura. Hace parte del Sabotage Crew, un parche que él describe como interdisciplinar, compuesto por artistas visuales, tatudores, diseñadores y graffiteros, ”nos encontramos para pintar y disfrutar lo que hacemos, hacemos graffiti y muralismo, pero combinamos técnicas y estilos, lo importante es el resultado, y más que el resultado es parcharnos”.

Durante sus años pintando sobre los muros, ha reflexionado sobre la evolución del graffti y su forma de aplicarlo en el arte mural, pensando en la responsabilidad social que tiene el artista, “porque es algo que está expuesto para niños, abuelitas ¡para todos! Entonces, es saber que es algo que te gusta hacer, pero que va a estar a la vista de muchas personas.”

Para él, “el grafiti es una herramienta de protesta, muy concreta, directa y efectiva, porque está expuesta todo el mundo, por ese lado tiene responsabilidad social, pero también tiene esa fuerza de expresar algo, sobre todo las situaciones que cada pueblo tiene”.

Pintar los muros es una forma de expresar lo que la mente grita. El arte mural es la representación de lo que somos, como pensamos y habitamos nuestros territorios, de cómo las ideas impregnan las paredes llenando de color las calles, y las mentes de pensamientos.

El evento fue una oportunidad para que los artistas de la ciudad se identificaran, conociendo también a artistas que viajaron desde Ipiales, Bogotá y Putumayo. Por su parte, la mesa se proyecta a futuro como un escenario departamental para integrar a los artistas de diferentes municipios de Nariño.

Fueron días llenos de color, música, conversaciones y risas. Por último, me sumo a las palabras de Sabina sobre la relevancia de estos encuentros, que son “para fortalecer el interés en el arte, y transformar los espacios públicos, ya que el arte los enriquece, generando dialogo, haciendo que los recorridos por las calles sean más dinámicos. El color siempre le da luz y alegría a los espacios, por eso me parece muy importante el arte urbano en las ciudades.”