Oh’laville: el disco del año y la importancia de la canción
Difícil haber sabido que lo que empezó con Una Puerta, primer corte de su debut ‘Pedazos de Papel’ del 2011, terminaría con Alas al Sol, encargada de cerrar el más reciente disco en estudio de Oh’laville. En medio, un álbum en estudio que empezó a definir el color estético del cuarteto bogotano (‘Anaranjado’, 2015) y un EP más exploratorio (‘Un Desfile de Esqueletos’, 2016) con el que se cerró una etapa y al mismo tiempo se empezó a marcar el rumbo que daría forma a ‘Soles Negros’ (2019), el disco más importante del año en la música alternativa colombiana.
Hoy, casi una década después, la banda de Mateo París (guitarra y voz), Andrés Toro (guitarra), Andrés Sierra (bajo) y Luis Lizarralde (batería) recoge los frutos de años de trabajo que la posiciona como una de las agrupaciones más cohesionadas del panorama local. Su último show del año en Bogotá, el pasado miércoles 18 de diciembre en el Teatro Libre de Chapinero, dejó en evidencia que lo suyo es uno de esos maravillosos momentos –la mayoría de veces inusuales– en los que el talento y el virtuosismo individual se alinean para entregar un producto artístico que emociona.
De esa banda que, como recordaba Andrés Sierra en entrevista con Radiónica 2 en 2016, era llamada “íntima y delicada”, queda poco. De la que era escogida como acto de apertura de festivales musicales para tocar ante los recién llegados, o incluso para tocar sin público como fue el caso del Festival Estéreo Picnic 2014, en el que dificultades de producción los obligó a empezar su concierto con las puertas aún cerradas, queda la experiencia y la humildad de continuar a pesar de las adversidades. Hoy estamos ante un proyecto maduro que sabe qué es lo que quiere, para dónde ir y cómo conseguirlo.
Para la muestra Soles Negros (2019), un álbum impecable desde la composición, el concepto y la producción que entregó increíbles sencillos como Magia Negra, Primitivos, En El Mar o Sirenas. La culminación de casi tres años de introspección artística que desencadenó en un disco oscuro y visceral que conecta con lo más primario, elemental y tosco de nosotros mismos. “Soles Negros marcó un cambio en la sonoridad de Oh’laville, definitivamente. Es un disco más oscuro. Pero digamos, lo que nos ha caracterizado a través de los discos, es que siempre hemos hecho música que nos emociona”, afirma Andrés Sierra.
Para esto se dejó de lado el protagonismo de los instrumentos electro acústicos, muy presentes en los primeros años del proyecto, y se le abrió paso, de una forma más directa que en ‘Anaranjado’, a las guitarras distorsionadas y a nuevos componentes electrónicos generados desde sintetizadores. Todo lo anterior, junto a una de las bases rítmicas más consistentes de la música nacional, sirvieron como fundamentos de un disco que pasará a la historia como uno de los más importantes de su carrera, de esos trabajos que difícilmente pasan desapercibidos para oídos de propios o extraños.
Con esto, nada más y nada menos, se cierra el año y la década para Oh’laville. A manera de retrospectiva Andrés Toro afirma: “Cerramos el 2019 muy satisfechos y también cansados. Fue un año de estar en el estudio, de publicar un álbum en el que trabajamos casi tres años, de muchos conciertos […] Algo poderoso es que el año se fue como alargando. Hasta ahorita tuvimos que aplazar el concierto de Soles Negros de Bogotá (por motivo de las marchas relacionadas con el Paro Nacional) y nos salió una gira a México a última hora. Ha sido como un montón de información en muy poquito tiempo y afortunadamente todo muy positivo y satisfactorio. Así que ya queremos descansar para ver qué nos trae el 2020”.
Oh'laville en 2012.
¿Qué viene después? Sobre ese futuro cercano y sobre el rumbo sonoro de la música de Oh’laville para la década entrante Andrés Sierra se arriesga a más. “Esos colores más oscuros, las guitarras más distorsionadas, incluso esos pequeños elementos de sintetizadores que empiezan a aparecer pues como que nos emocionan mucho y pues ese es el rumbo que queremos seguir por ahora. Creo que probablemente seguiremos siendo una banda de alguna manera un poco más oscura de lo que empezó siendo, pero siempre pensando en hacer música que nos llene a nosotros como artistas. Para ser un poco más concretos, probablemente entren más elementos de sintetizadores que es lo que estamos en este momento explorando. Pero siempre la canción va a estar primero, siempre seremos una banda de guitarras, y de batería, y de mucha fuerza”, afirma.
Oh'laville en 2019.
Sea como sea, lo que está por venir es prometedor. No solo para Oh’laville, que atraviesa el mejor momento de su carrera, sino para todo un país en medio de tiempos de cambio para los que la conexión con nuestro yo más elemental y originario, como lo proponen cada una de las canciones de ‘Soles Negros’, es fundamental y necesario. “Creo que el final de año para Colombia es muy importante y emocionante. Estamos siendo testigos de una manera de levantar la mano, de salir a la calle a hacerse sentir que creo que es supremamente positivo para el país y para Latinoamérica”, afirma Toro, recalcando además el papel del arte como constructor de cambio. “Creo que es también importante que todos, dentro de lo que representamos en la sociedad, seamos responsables desde la manera como salgamos a marchar, desde la manera como digamos las cosas. Nosotros como artistas de la manera como administremos la información o nuestros canales. Esperemos que de esto solo salgan cosas positivas para la sociedad y para Colombia”, concluye.
Su responsabilidad como ciudadanos y como artistas la conocen. La nuestra, la de todos los que hemos seguido su carrera, hemos visto su proceso y celebramos el ‘Soles Negros’ como el disco más importante en Colombia del 2019, es que su mensaje y su arte llegue a más personas. Ellos como banda, lo merecen. Nosotros como espectadores, también.