¿Por qué el 29 de febrero solo existe cada 4 años?
Cada cuatro años se agrega un día extra al calendario gregoriano, fenómeno conocido como año bisiesto, esto para corregir la discrepancia entre el año solar real y el año calendario.
A lo largo del tiempo, los esfuerzos por armonizar los calendarios con la duración del año natural han sido tumultuosos, hasta que surgió la noción del año bisiesto como una solución para compensar el tiempo excedente.
¿Cómo es eso? ¡Calma! Aquí te explicamos.
La razón de todo esto se encuentra en el recorrido del planeta alrededor del Sol. Así es, la Tierra inicia su órbita alrededor del sol desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, completando así 365 días de recorrido, el tiempo que todos conocemos. Pero, al finalizar su órbita, la Tierra no completa exactamente los 365 días, sino, por el contrario, le faltan alrededor de 6 horas de recorrido.
Estas horas acumuladas durante un período de cuatro años suman aproximadamente un día completo. Es por esta acumulación de tiempo que surge la necesidad de agregar un día extra cada cuatro años, dando lugar al año bisiesto y al 29 de febrero, para mantener el calendario en sincronía con el ciclo solar real.
La sincronización entre tiempo y espacio tiene sus raíces en el calendario juliano, instaurado por Julio César en el año 46 a.C. Este dictador llevó a cabo una reforma en el calendario romano, que fue el primer sistema concebido para medir el tiempo en la antigua Roma.
Y como parte de esta reforma, se añadió un día extra al mes de febrero cada cuatro años. En otras palabras, después de esta modificación, habría tres años consecutivos de 365 días de duración y un cuarto año con 366 días.
Esta es la razón por la cual la mayoría del mundo moderno ha adoptado el calendario gregoriano y su sistema de año bisiesto, asegurando que los días y los meses sigan el ritmo de las estaciones.
¿Ya sabías que esta era la razón por la cual no habrá otro 29 de febrero hasta dentro de 4 años? ¿Ahora entiendes el doodle de Google?