¿Por qué acusan a Avatar de ser culturalmente irrelevante?
La película Avatar de James Cameron presenta un caso de estudio particular. A pesar de su éxito comercial, muchos afirman que su alcance en taquilla no se corresponde con su impacto en la cultura pop. Y puede que tengan razón.
En diciembre de 2025 se lanzó la tercera parte de Avatar en cines, justo en la misma temporada que Stranger Things apareció en Netflix.
A simple vista, basados en la intuición, pareciera que las conversaciones que genera Stranger Things son mucho más intensas y apasionadas que las que genera Avatar, de la que parece nadie habla, solo se ve.
Cuando hablamos de relevancia cultural, desde luego, no estamos hablando de la calidad. Una obra puede ser buena, pero pasar desapercibida (no creo que Avatar sea una buena película tampoco, pero por ahora no viene al caso). Del mismo modo, hay obras que tienen poco alcance, pero que generan conversaciones, debates e inspiran nuevas obras.
El éxito comercial, el juicio de valor bueno o malo y la huella cultural son medidas diferentes.
Avatar (2009) es la película más taquillera de todos los tiempos, con $2.8 mil millones en su estreno inicial (casi $3 mil millones tras su relanzamiento en 2021), vista por más del 20% de los adultos estadounidenses, y sin embargo, según el consenso de internet, "no dejó ninguna huella cultural".
En 2014, Forbes declaró: "Hace cinco años, Avatar recaudó $2.7 mil millones pero no dejó huella en la cultura pop". The New York Times escribió un ensayo sobre "Avatar y el misterio del blockbuster que desaparece". En 2016, Buzzfeed creó un quiz titulado "¿Recuerdas algo sobre Avatar?" desafiando a los lectores a recordar detalles básicos como el nombre del protagonista (Jake Sully) o el actor que lo interpretó (Sam Worthington).
Avatar se convirtió en el saco de boxeo favorito de internet: un artefacto pop efímero que hizo mucho dinero y supuestamente desapareció. Pero ¿es esto cierto? ¿Puede una película hacer $2 mil millones y ser culturalmente irrelevante?
Daniel Parris, analista de datos y creador del Newsletter Stat Significant, decidió cuantificar la vida cultural de Avatar con datos duros. Sus hallazgos tienen más aristas para entender cómo funciona la industria del entretenimiento.
La historia de Avatar de James Cameron
James Cameron anunció Avatar a mediados de los 90, antes de terminar Titanic. El proyecto sufrió una década de retrasos de producción, generando fascinación mediática intensa, filtraciones en internet y expectativas descomunales:
Cameron contrató a un consultor lingüístico para desarrollar el idioma Na'vi, con un diccionario de más de 2,500 palabras
y reclutó un equipo de botánicos para crear la flora ficticia del planeta Pandora. El presupuesto se estimó entre $250 y $500 millones, convirtiéndola en "la película más cara de todos los tiempos"
La prensa enmarcó el proyecto como un desastre en gestación. Pero, como casi siempre, se equivocaron. Avatar recaudó $2.8 mil millones globalmente y recibió nueve nominaciones al Oscar (incluyendo Mejor Película).
20th Century Fox (ahora Disney) aprobó dos secuelas de inmediato, y la película entró en hibernación, sin reaparecer durante 13 años. Fue durante esta brecha que las afirmaciones sobre su inexistente huella cultural empezaron a proliferar en la web.
Los datos: ¿la gente realmente olvidó Avatar?
Según el análisis de Parris, cuando se compara el volumen de búsquedas de Google para películas de principios de los 2000 en el período de diez años después de su estreno, Avatar emerge como la segunda película más buscada del grupo, solo detrás de Twilight.
Avatar tuvo 1.3 millones de búsquedas mensuales diez años después de su lanzamiento, superando a Up! (0.58M), The Dark Knight (0.54M), y ganadores del Oscar como The King's Speech (0.06M).
Pero Parris midió el "interés de búsqueda retenido", es decir, el porcentaje de búsquedas que una película mantiene una década después comparado con su mes de estreno. Aquí la historia cambia.
Avatar perdió una porción significativa de su volumen de búsqueda inicial. Solo retuvo el 3% de su interés original, comparable a The King's Speech (3%) pero muy por debajo de Up! (18%) o Ratatouille (16%).
Según esta métrica, la implicación de Avatar en la imaginación popular es inconsistente con su revuelo inicial.
¿Por qué Avatar no atrapó la audiencias?
Una de las primeras razones es que Avatar no fue diseñado para cultivar fandom. Se dice fácil, y probablemente lo pensaron de esa manera pero no funcionó. Pero la mayoría de las franquicias multimillonarias están construidas alrededor de los fandoms seguidores de universos como la fantasía medieval o la ciencia ficción política.
Con cada lanzamiento episódico, franquicias como Star Wars o House of the Dragon expanden su huella, alimentando a sus fans con comfort food cultural. Pero con Avatar la expansión del universo, además de tardar, no generó nuevas posibilidades.
Es un caso que se puede atribuir también a la escasa gestión de marketing.
Hay pocos juguetes de Avatar. No hay literatura suplementaria para fans. No hay shows de TV de Avatar. Y además tiene una presencia mínima en eventos como Comic-Con. Muchas veces esos productos complementarios surgen de manera natural, pero parece que con Avatar a nadie se le ha ocurrido darle un empujón a la franquicia.
Eso sí, Avatar tiene su propia sección en Disney World, pero eso es todo.
Una segunda razón es la escasa presencia digital comparada con otras franquicias. Parris escarbó en Fandom, un sitio dedicado a construir wikis para programas de TV, películas y otros universos ficticios para analizar este caso. Dentro de un wiki hay cientos de páginas: descripciones de personajes, resúmenes de trama, explicaciones de mitología, todo producido por fans.
Avatar tiene una presencia relativamente pequeña en Fandom comparada con otras películas multimillonarias, con solo 2,100 páginas wiki.
Comparemos:
- Star Wars: 195,700 páginas
- Marvel Cinematic Universe: 38,400 páginas
- DC Extended Universe: 6,900 páginas
- Lord of the Rings: 6,800 páginas
- Jurassic Park: 5,900 páginas
Incluso franquicias como Shrek (1,400 páginas) tienen presencias wiki comparables.
La escasa presencia de Avatar en Internet se debe en parte también a su ausencia en la cultura de memes. Puede ser porque el diseño de los personajes de Avatar parece a las figuras de brain rot creadas con Inteligencia Artificial.
El investigador de internet Adam Bumas compiló datos sobre la actividad memética de Avatar, comparando su uso como material fuente con otros blockbusters de los 2000 y 2010. Según plataformas como Giphy y Tenor, Avatar tiene una huella memética significativamente menor que otros éxitos comerciales.
Mientras Inception, Ratatouille, Bridesmaids y Gravity generaron cientos de memes, Avatar apenas alcanzó 22 GIFs promedio en estas plataformas.
De nuevo: esto depende de la audiencia y de las posibilidades que les da un producto para imaginar algo nuevo como un meme. El concepto de imaginación es central para entender el concepto fandom.
En su análisis, Parris admite no recordar ningún momento de Avatar aparte de los personajes profesando amor por un árbol y conectando sus cabellos. Y no encuentra ninguna de esas secuencias digna de memes.
Todo conduce a que Avatar fue diseñado exclusivamente para los cines y no funciona en casa. Y puede que este no sea el momento de la historia para este tipo de productos (para la muestra, la película Megalópolis de Coppola ¿alguien si quiera la vio?)
Según Parris, Avatar y su secuela fueron comercializadas como eventos teatrales imperdibles. Tenías que ver estas películas en la pantalla grande con lentes 3D para obtener la experiencia completa. Para medir la diferencia entre disfrute teatral y casero, Parris comparó las calificaciones promedio de usuarios de MovieLens registradas durante la ventana teatral de una película con calificaciones enviadas después de que salió en video on demand.
Cuando se aplica esta metodología a películas lanzadas entre 2005 y 2010, Avatar emerge como uno de los ejemplos más claros de una película que funciona mejor en cines.
Avatar tuvo un aumento del 10.2% en calificaciones durante su corrida teatral comparado con calificaciones caseras, ubicándola entre las top 10 películas que "funcionan mejor en cines" del período.
"Este es el meollo del impacto cultural asimétrico de Avatar", argumenta Parris: fue un evento explícitamente producido para salas de cine. Central a su marketing estaba la noción de que el valor de entretenimiento de la película se reducía significativamente cuando se experimentaba en casa.
Avatar es una película cuyo propósito es sostener su propia existencia y poco se pensó para generar futuras oportunidades de monetización: artefactos de estrategia corporativa que mantienen un volante de fandom en movimiento.
Citando a Henry Jenkins, teórico de los medios, un lector del Substack de Parris comentó
"Cuando hablamos de 'alcance', usualmente colapsamos cosas diferentes en una palabra. El alcance no es solo cuánta gente pagó o qué tan grande fue el fin de semana de estreno, es sobre circulación y reutilización."
En cualquier caso, puede que esa particularidad de Avatar (su alcance masivo pero su poca reutilización) sea precisamente la que explique también su éxito. Avatar es una película que se puede ver y olvidar. No hay que explorar wikis ni ver videos de YouTube con análisis detallados para entenderla.
Avatar funciona bajo reglas diferentes a las que nos hemos acostumbrado en la era de las franquicias.