Alejandro Vélez: el inmenso legado que deja en la historia musical de Medellín
El pasado lunes 03 de enero, el DJ, productor y gestor cultural, Alejandro Vélez, falleció dejando un inmenso vacío en la escena electrónica, artística y cultural de la ciudad y el país.
“Alejo Vélez fue un trabajador incansable por la escena musical de Medellín desde la música electrónica. Los proyectos culturales, las agrupaciones que integró, la pedagogía, las fiestas. Era un puente importante no solo para la ejecución musical, sino para uno de los eslabones imprescindibles de la escena musical que es la circulación, la gestión y la formación de públicos”, cuenta Diego Londoño, periodista.
Vélez, como era reconocido en su faceta de DJ, fue un hombre que amó el arte, siempre estuvo dispuesto a aportar desde sus conocimientos al progreso y crecimiento de la escena musical de Medellín, pues no solo se enfocaba en la música electrónica, sino que también admiraba los sonidos del rock, el punk, el hip hop, la música independiente y los sonidos alternativos.
En palabras de Felipe Grajales, director de Altavoz: “el legado que deja Alejo es muy grande en cuanto a la unión de los sectores de la música. La capacidad que tenía al unir las cosas y al unir a las personas, era increíble. Aportó mucho a la música de Medellín, viajó por más de medio mundo tocando y llevando los sonidos de nuestra ciudad, lo que permitió abrir las puertas a músicos colombianos en muchas partes”.
Alejandro también hizo parte de la banda de punk Alopecia, fue dj y productor, pionero en la creación del sello Series Media, y, además, fue un gestor cultural que impulsó desde sus proyectos e ideas el potencial de la música como herramienta que transforma las comunidades.
“En algún momento cuando alguien escriba una historia de la música de Medellín sobre las últimas dos o tres décadas, va a reseñar el papel que cumplió Alejo y esta generación de artistas vinculados a Series Media, como músicos pero también como gestores y articuladores de la escena que han hecho crecer mucho el panorama, han sido pioneros en muchas cosas, desde las mismas plataformas para distribución, de hablar de ‘label’, cuando nadie hablaba de eso acá, y hasta de distribución de música libre. Alejo, era una persona que se sabía mover muy bien en el ámbito independiente, en el ámbito de los clubes nocturnos, pero también en el lado institucional, académico. Había desarrollado un pensamiento muy profundo sobre lo que debería ser el trabajo cultural en torno a la música aquí en Medellín” expresa Jorge Bejarano Barco, gestor cultural y curador de proyectos especiales del Museo de Arte Moderno de Medellín.
Para Magdalena, DJ y artista de la ciudad, Alejandro representaba un ‘todo’ pues, más allá de su música, su forma de ser era lo que realmente lo caracterizaba, “Alejo, fue un gestor, emprendedor, un amigo, un consejero, una persona con unos principios súper fuertes, con cero pretensiones, que realmente hacía las cosas por amor. No de boca para afuera, sino de palabras para dentro. De las pocas personas que realmente, considero yo, hacían las cosas con convicción, con amor puro, sin ambiciones de fama, roscas y cosas así”.
Gestores culturales, periodistas, seguidores, DJs, artistas y amigos, coinciden en que el mayor legado que deja Alejo por su paso en esta tierra, es el de hacer lo que uno realmente quiere y ama. “Alejo nos enseñó que la música independiente, la música personal (la que uno hace al final por gusto), también puede girar y conocer medio mundo. La posibilidad de hacer música en esta esquina del mundo y poder llegar a otras latitudes como lo hizo Alejo, en todos sus viajes, todos sus toques, su gestión, en sus proyectos avanzados, toda la energía y todo, nos demuestra que si es posible”, afirma el artista y gestor cultural Jeihhco.
Según Juliana Cuervo, DJ de Medellín, fundadora de los colectivos MOVE y NÓTT, “Alejo era un gran tejedor de música, historias, de puentes. Era un gestor absolutamente ocurrente, con ideas increíbles, muy incluyente a nivel social, cultural y que sobre todo pensaba en la comunidad. Eso para mi es su legado: pensar en comunidad, tejer otros vínculos con la música, más allá de la fiesta, fue un visionario de su época, con los primeros lives de la ciudad, gracias a algunos de sus proyectos conocí a mis mejores amigos. Alejo es, más allá de un mentor y modelo a seguir, un gran amigo”.
Un soñador de la vida, una persona sensible que tenía un don de gente inigualable, un hombre preocupado por el mundo, por la crisis. Un viajero incansable que, aunque viajó por Asia, llegó a África, recorrió gran parte de Japón, conoció todo Centro América, Estados Unidos, jamás olvidó de dónde venía.
Él llegó a la ciudad junto a su familia como desplazados de San Carlos. Sus padres fueron personas solidarias que marcaron de por vida la forma de ser de Alejo. Aun cuando la guerra, las injusticias, la violencia, las problemáticas sociales, el país, eran temáticas que lo convertían en un ser sensible, nunca abandonó su apoyo hacia la comunidad. Su fortaleza y valentía, lo llevaron a rehacer su vida, pues siempre buscó superarse a pesar de las adversidades.
Tal y como lo dice, Jose David Medina, amigo y colega de Alejo, “él no se quedó en el lugar del dolor, al contrario, hizo su vida a partir de esa historia. Forjó un estilo de vida muy propio e independiente. Fue un hombre lleno de fuerza y resiliencia. Nunca sintió odio”.
Por esta y otras razones, el corazón de Alejo Vélez le va a hacer mucha falta a la música y a las personas de Colombia. Aquí, algunos recuerdos que nos comparten distintos amigos de Alejo para continuar tejiendo su memoria.
Jose David Medina
Tengo un recuerdo muy lindo y fue cuando lo conocí por primera vez en el Museo de Antioquia. Él estaba tocando salsa en el Encuentro Internacional de Artes que hacía el museo. Estaba en su rol de DJ y nosotros fuimos con un colectivo a improvisar, entonces hacíamos rap, él luego ponía salsa, y luego nosotros volvíamos a improvisar, y él volvía y tocaba salsa, alternábamos en tandas. Lo recuerdo mucho durante todos los años que trabajamos en Patio Sonoro juntos, pues más de veinte conciertos pudimos hacer juntos.
Magdalena
Recuerdo la primera vez que toqué en Calle 9+1, estaba recién llegada acá. Él me invitó a tocar y me decía: "bájele el BPM" porque seguía después de mi, y yo estaba muy nerviosa porque no quería hacer las cosas mal. Y él seguía diciéndome "bájale al BPM" y yo solo pensaba en que estaba haciendo las cosas horrible (Risas).
Él fue el que inmortalizó el “holi bebé” de tanto que criticamos esa expresión, gracias a él y a una publicación en Facebook creo que todos lo continuamos usando por mucho más tiempo. Y finalmente, recuerdo mucho su ejercicio en un experimento con José Luis, donde el hizo una exploración con sonidos de radio, como muy subversivo por así decirlo, y fue el que más me impactó; en ese momento, no sabía que Alejo Vélez era un desobediente civil, y digamos que en cuestión de principios e ideales compartía mucho con él.
Jorge Bejarano Barco
Corría el año 2009 y yo empezaba a trabajar en el MAMM como coordinador de cultura. Allí se realizaba “El Suiche”, un programa de conciertos de la música independiente de Medellín que ha fluctuado por diferentes lugares. Alejo realizó un performance muy impactante en ese momento. Luego tuvimos la oportunidad de viajar al Festival Petronio Álvarez en Cali, y nos fuimos por carretera. Fue una experiencia muy enriquecedora. Compartir con él y más amigos, escuchando música de la cual muchas canciones eran nuevas para mí. Me nutrió mucho a nivel de conocer sonidos y agrupaciones que hace diez años estaban sonando.
Julianna Cuervo
Con Alejo tengo varios recuerdos. Me emociono mucho porque fue uno de los primeros DJs que me invitó a tocar. Recuerdo que fue retador, porque Alejo tocaba de todo, entonces era dejar ese ego al lado que uno a veces se pone en la construcción de lo que debe ser la música, y disfrutar netamente de sus sonidos como tal. Ahí encontramos juntos que nos gustaba mucho esta canción de Magneto: "Vuela, Vuela" y la puso para cerrar su set y tengo el recuerdo muy bello de los dos cantándola a pulmón herido y bailando.
En varias ocasiones Alejo fue a la tienda de discos que yo tenía con Santiago Merino llamada Doce, era un parche muy bacano. Uno intercambiaba con otra gente de otros tipos de música. Eso también me parecía bien bacano, él buscaba entretejer a diferentes artistas. El legado del arte en general y de la obra siento que es algo que le aprendí. Más allá de eso, los momentos de conversar, en momentos muy duros de mi vida, sobre todo el año pasado. Siempre preguntaba "¿Cómo estás?", era muy vulnerable en sus sentimientos. Era capaz de decirte “que lindo verte” y uno siempre se sentía como en casa cuando estaba con él.
Felipe Grajales
Recuerdo verlo siempre tocando en muchos escenarios de la ciudad. Siempre lo veía en conciertos con muchas agrupaciones de diferentes cosas no solo de la música electrónica. Desde hace muchos años, por ahí desde 2007 o 2008, cuando yo apenas estaba empezando con este tema de la gestión cultural y artística, él siempre fue muy acogedor, no solo conmigo sino también con muchas otras personas.
¡Vuela, vuela!
No te hace falta equipaje (vuela, vuela)
¡Vuela! (Vuela)
Nadie controla tu imagen
¡Vuela, vuela!
Verás que todo es posible (vuela, vuela)
¡Vuela! (Vuela)
Despierta tu mente
Vuela alto Alejo Vélez.
El próximo 8 de enero, de 6 p.m. a 12 a.m. La Franja Electrónica rendirá un homenaje al legado musical de Alejandro Vélez con un especial sobre su trayectoria musical.